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Un caso de fibromialgia

María Ángeles Mestres, de 52 años, descubrió la reflejoterapia hace cuatro años a través de la Asociación Catalana de Fibromialgia, que propuso a sus asociadas realizar una prueba experimental con diferentes técnicas de medicina alternativa. Hacía tiempo que Mª Ángeles padecía insomnio, frecuentes ataques de ansiedad y fuertes dolores musculares y articulares, que le dificultaban su rutina.
«Comencé a hacer reflejoterapia con un monje de la orden de los capuchinos que conocía la técnica. Iba una vez por semana y recuerdo que en cada sesión, en la que el tratamiento se completaba con una charla, experimentaba una liberación de emociones importante y sentía que el dolor de todo mi cuerpo descendía dos o tres puntos. Con el tiempo el monje me derivó a una amiga suya enfermera que tenía más conocimientos en reflejoterapia y ésta me adentró en la medicina natural», explica Mª Ángeles, quien tras esta segunda ronda de sesiones comenzó a encontrarse mucho mejor. «Iba periódicamente cada quince días, luego pasé a hacerlo una vez por semana y hace un año decidí dejarlo porque me sentía prácticamente curada, pero mi hijo tuvo un problema de salud y me dijeron que enfrente de casa había un buen especialista en reflejoterapia, Joaquín Muñoz, así que acudimos y nos tratamos los dos, porque yo seguía con unos dolorcillos que no se acababan de ir».
Mª Ángeles comenta que ahora hace una sesión cada quince días, como tratamiento de mantenimiento, y afirma que se siente curada y que la reflejoterapia le ha ayudado mucho a paliar el dolor y también a relajarse. Además, reconoce que el hecho de modificar su dieta (ahora sigue una alimentación macrobiótica) y de indagar en las raíces de su enfermedad le han servido para entender la fibromialgia y afrontar los retos que ésta le presenta. «El hecho de saber que esta enfermedad puede esconder una gran falta de amor que se remonta a mi nacimiento y a mi infancia y que seguramente obedece a la ira y al orgullo reprimidos por no hacer lo que yo deseaba hacer, sino lo que agradaba a los demás, me ha dado muchas claves para mi curación», apunta Mª Ángeles.