'El Síndrome Químico Múltiple, junto con el de fatiga crónica y fibromialgia, son las enfermedades laborales y ambientales del siglo XXI'
Síndrome Químico Múltiple: organismos que estallan hartos de tóxicos
Viven alejados de perfumes, pinturas o artículos de limpieza, ingieren alimentos ecológicos y los purificadores de aire son casi el único mobiliario de sus hogares.
El caso de Elvira Roda, ingresada en un hospital de Dallas, ha destapado el Síndrome Químico Múltiple, una dolencia que afecta a miles de españoles.
La presidenta de la Fundación Alborada, Pilar Muñoz Calero, médico y afectada por esta enfermedad no reconocida por la Organización Mundial de la Salud, la define en declaraciones a Efe como 'una reacción del organismo que, harto de tóxicos, estalla en hipersensibilidad y busca desaforadamente el ambiente adecuado'.
Muñoz Calero, como otros muchos afectados por este síndrome, tiene una sensibilidad especial a las ondas electromagnéticas de los móviles, por lo que habla con Efe a través de otra persona que, a una distancia determinada, le traslada las preguntas.
Así, se refiere al II Congreso de Medicina Ambiental celebrado el pasado fin de semana en Brunete (Madrid), que ha reunido en la sede de la Fundación a especialistas internacionales en Síndrome Químico Múltiple (SQM) con abogados, afectados, bioquímicos, físicos o biólogos que han compartido 'el deseo de un trabajo en común para ayudar a los afectados y defender sus derechos laborales'.
Una ayuda que comienza con un primer escollo: el diagnóstico de la enfermedad. 'Los médicos de familia no están preparados en su gran mayoría para reconocer esta patología, por lo que los tratamientos o son deficitarios o no existen', explica Muñoz Calero, que informa de la creación de un postgrado para formar médicos y de una consulta para afectados a partir de septiembre en la Fundación.
'Todavía son mayoría los médicos -dice- que por desconocimiento de los efectos de los tóxicos ambientales o sobre el organismo recetan tranquilizantes o antidepresivos a sus pacientes, o les envían directamente al psiquiatra'. Apenas una decena de médicos y sólo un Hospital de referencia en España, el Clinic de Barcelona, son especialistas en detectar y tratar el SQM.
DISPARIDAD DE SINTOMAS
Uno de ellos, Julián Márquez, que ha visitado a 300 pacientes tanto en la medicina pública en el Hospital de Bellvitge (Barcelona), como ahora en la privada, cree que se trata de una 'enfermedad muy discutida'. 'En el propio hospital había compañeros que creían que algunos de los enfermos nos mentían, que nos estaban engañando. Para estar seguro del diagnóstico la historia clínica es fundamental, y eso lleva tiempo', agrega.
La disparidad de síntomas y de agentes causantes de esa hipersensibilidad a los productos químicos está en el fondo de la dificultad para el diagnóstico de una enfermedad que, según la Academia de Medicina Ambiental Europea, afecta del 4% al 9% de la población europea, la misma prevalencia que la diabetes.
En España no se dispone de estudios epidemiológicos sobre este mal, pero sí de estimaciones realizadas por médicos especialistas como J.Fernández Solá y S.Nogué, del Hospital Clinic de Barcelona, que creen que un 0,75% de la población española, es decir 300.000 personas, presentan procesos patológicos derivados de su exposición a estímulos físicos y medioambientales.
'Es la exposición al producto químico lo que les provoca la enfermedad, que además es crónica -no conozco ningún caso que se cure-, y en la que pueden remitir los síntomas y nada más', explica a Efe Julián Márquez. Puede afectar a varios órganos o sistemas como el nervioso central y periférico, aparato digestivo, respiratorio, o provocar trastornos hormonales, entre otros.
'El paciente está normal, pero cuando huele por ejemplo lejía, tabaco, gasolina, diesel, o gasóleo no es que le desagrade el olor, sino que se encuentra realmente mal'.
Al principio de ver a estos enfermos -relata Márquez-, uno de ellos, estando en consulta, comenzó a tener dificultades respiratorias hasta el punto de quedarse con los labios cianóticos.
'Lo relacionamos con que días antes habían pintado el despacho en el que nos encontrábamos', explica.
En un estudio realizado sobre 83 casos en el Hospital de Bellvitge, vieron que de los más graves, un 90%, tenían alteraciones cognitivas, generalmente dificultades para realizar varias tareas simultáneas.
AULAS LIMPIAS
Otro estudio sobre 52 pacientes del Hospital Clinic de Barcelona, realizado por Fernández Solá y Nogué reveló que el 80% de los enfermos presentaba intolerancia a productos como la lejía o amoniaco; un 75% a colonias, geles o cosméticos; 50% a disolventes, y pinturas; 25% a detergentes; y 21% al humo del tabaco o al suavizante para la ropa.
Además se detectaron intolerancias ambientales, en un 29% a la exposición solar; 10% a ondas eléctricas; 6% a ondas magnéticas (microondas, telefonía); 6% a ondas sonoras (ruido intenso o persistente); y 1% a la actividad sísmica.
'Lo principal es huir de los productos químicos que puedan alterar tu vida. Mejoran mucho viviendo en un ambiente con pinturas ecológicas, maderas naturales, alimentos ecológicos. Aún así, la mayoría no puede trabajar, ni mantener una jornada laboral de ocho horas', agrega Márquez.
En los últimos 10 años, el Colectivo Ronda, un despacho de abogados de Barcelona, se ha hecho cargo de más de 150 casos de intoxicación por pesticidas en los centros de trabajo. 'El Síndrome Químico Múltiple, junto con el de fatiga crónica y fibromialgia, son las enfermedades laborales y ambientales del siglo XXI', señala el abogado Jaume Cortés.
Asegura que en el 80% de los casos tendrían que hacerse responsables la mutuas porque 'se trata de accidentes de trabajo, de trabajadores de empresas químicas o que utilizan productos químicos muy fuertes, como mujeres de la limpieza, etc'..
La Fundación Alborada ha pedido a la Administración 'aulas limpias' en colegios y hospitales, en las que no se utilicen productos químicos de limpieza, y próximamente editará un libro escrito por el periodista experto en Medio Ambiente Carlos de Prada, titulado 'Enfermos por los tóxicos', un compendio de estudios tanto de España como internacionales sobre las enfermedades ambientales.
Viven alejados de perfumes, pinturas o artículos de limpieza, ingieren alimentos ecológicos y los purificadores de aire son casi el único mobiliario de sus hogares.
El caso de Elvira Roda, ingresada en un hospital de Dallas, ha destapado el Síndrome Químico Múltiple, una dolencia que afecta a miles de españoles.
La presidenta de la Fundación Alborada, Pilar Muñoz Calero, médico y afectada por esta enfermedad no reconocida por la Organización Mundial de la Salud, la define en declaraciones a Efe como 'una reacción del organismo que, harto de tóxicos, estalla en hipersensibilidad y busca desaforadamente el ambiente adecuado'.
Muñoz Calero, como otros muchos afectados por este síndrome, tiene una sensibilidad especial a las ondas electromagnéticas de los móviles, por lo que habla con Efe a través de otra persona que, a una distancia determinada, le traslada las preguntas.
Así, se refiere al II Congreso de Medicina Ambiental celebrado el pasado fin de semana en Brunete (Madrid), que ha reunido en la sede de la Fundación a especialistas internacionales en Síndrome Químico Múltiple (SQM) con abogados, afectados, bioquímicos, físicos o biólogos que han compartido 'el deseo de un trabajo en común para ayudar a los afectados y defender sus derechos laborales'.
Una ayuda que comienza con un primer escollo: el diagnóstico de la enfermedad. 'Los médicos de familia no están preparados en su gran mayoría para reconocer esta patología, por lo que los tratamientos o son deficitarios o no existen', explica Muñoz Calero, que informa de la creación de un postgrado para formar médicos y de una consulta para afectados a partir de septiembre en la Fundación.
'Todavía son mayoría los médicos -dice- que por desconocimiento de los efectos de los tóxicos ambientales o sobre el organismo recetan tranquilizantes o antidepresivos a sus pacientes, o les envían directamente al psiquiatra'. Apenas una decena de médicos y sólo un Hospital de referencia en España, el Clinic de Barcelona, son especialistas en detectar y tratar el SQM.
DISPARIDAD DE SINTOMAS
Uno de ellos, Julián Márquez, que ha visitado a 300 pacientes tanto en la medicina pública en el Hospital de Bellvitge (Barcelona), como ahora en la privada, cree que se trata de una 'enfermedad muy discutida'. 'En el propio hospital había compañeros que creían que algunos de los enfermos nos mentían, que nos estaban engañando. Para estar seguro del diagnóstico la historia clínica es fundamental, y eso lleva tiempo', agrega.
La disparidad de síntomas y de agentes causantes de esa hipersensibilidad a los productos químicos está en el fondo de la dificultad para el diagnóstico de una enfermedad que, según la Academia de Medicina Ambiental Europea, afecta del 4% al 9% de la población europea, la misma prevalencia que la diabetes.
En España no se dispone de estudios epidemiológicos sobre este mal, pero sí de estimaciones realizadas por médicos especialistas como J.Fernández Solá y S.Nogué, del Hospital Clinic de Barcelona, que creen que un 0,75% de la población española, es decir 300.000 personas, presentan procesos patológicos derivados de su exposición a estímulos físicos y medioambientales.
'Es la exposición al producto químico lo que les provoca la enfermedad, que además es crónica -no conozco ningún caso que se cure-, y en la que pueden remitir los síntomas y nada más', explica a Efe Julián Márquez. Puede afectar a varios órganos o sistemas como el nervioso central y periférico, aparato digestivo, respiratorio, o provocar trastornos hormonales, entre otros.
'El paciente está normal, pero cuando huele por ejemplo lejía, tabaco, gasolina, diesel, o gasóleo no es que le desagrade el olor, sino que se encuentra realmente mal'.
Al principio de ver a estos enfermos -relata Márquez-, uno de ellos, estando en consulta, comenzó a tener dificultades respiratorias hasta el punto de quedarse con los labios cianóticos.
'Lo relacionamos con que días antes habían pintado el despacho en el que nos encontrábamos', explica.
En un estudio realizado sobre 83 casos en el Hospital de Bellvitge, vieron que de los más graves, un 90%, tenían alteraciones cognitivas, generalmente dificultades para realizar varias tareas simultáneas.
AULAS LIMPIAS
Otro estudio sobre 52 pacientes del Hospital Clinic de Barcelona, realizado por Fernández Solá y Nogué reveló que el 80% de los enfermos presentaba intolerancia a productos como la lejía o amoniaco; un 75% a colonias, geles o cosméticos; 50% a disolventes, y pinturas; 25% a detergentes; y 21% al humo del tabaco o al suavizante para la ropa.
Además se detectaron intolerancias ambientales, en un 29% a la exposición solar; 10% a ondas eléctricas; 6% a ondas magnéticas (microondas, telefonía); 6% a ondas sonoras (ruido intenso o persistente); y 1% a la actividad sísmica.
'Lo principal es huir de los productos químicos que puedan alterar tu vida. Mejoran mucho viviendo en un ambiente con pinturas ecológicas, maderas naturales, alimentos ecológicos. Aún así, la mayoría no puede trabajar, ni mantener una jornada laboral de ocho horas', agrega Márquez.
En los últimos 10 años, el Colectivo Ronda, un despacho de abogados de Barcelona, se ha hecho cargo de más de 150 casos de intoxicación por pesticidas en los centros de trabajo. 'El Síndrome Químico Múltiple, junto con el de fatiga crónica y fibromialgia, son las enfermedades laborales y ambientales del siglo XXI', señala el abogado Jaume Cortés.
Asegura que en el 80% de los casos tendrían que hacerse responsables la mutuas porque 'se trata de accidentes de trabajo, de trabajadores de empresas químicas o que utilizan productos químicos muy fuertes, como mujeres de la limpieza, etc'..
La Fundación Alborada ha pedido a la Administración 'aulas limpias' en colegios y hospitales, en las que no se utilicen productos químicos de limpieza, y próximamente editará un libro escrito por el periodista experto en Medio Ambiente Carlos de Prada, titulado 'Enfermos por los tóxicos', un compendio de estudios tanto de España como internacionales sobre las enfermedades ambientales.
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