Edición | Fibromialgia.nom.es 13-12-2007
Fuente | Dolor on line
Articulo original de "Zautra AJ, Fasman R, Parish BP, Davis MC. Daily fatigue in women with osteoarthritis, rheumatoid arthritis and fibromyalgia."
En Pain 128:128-135, 2007.
traducido por Editora Médica Digital
Fatiga en distintos trastornos de dolor crónico
Los pacientes con fibromialgia tienen mayor fatiga y mayor variabilidad de este síntoma que los enfermos con artrosis o artritis reumatoidea, pero en todos los casos la fatiga se relaciona con bajos niveles de afecto positivo.
En casi todos los trastornos de dolor crónico uno de los síntomas asociados es la fatiga, comentan el Dr. Alex Zautra y sus colegas de la Arizona State University de Tempe, Estados Unidos. Más del 40% de los pacientes con artrosis o artritis reumatoidea (AR) y un 76% de los enfermos con síndrome de fibromialgia (SFM) padecen fatiga clínicamente significativa. De hecho, los pacientes señalan a la fatiga como un factor clave en la disminución de su calidad de vida. Aunque este síntoma es común en los 3 trastornos mencionados, los mecanismos etiológicos de cada uno de ellos son diferentes, por lo cual los patrones de fatiga también podrían diferir. Los expertos norteamericanos llevaron a cabo un estudio para evaluar similitudes y diferencias en la fatiga experimentada por los pacientes con SFM, AR y artrosis.
Métodos
Los participantes provenían de 2 estudios en curso realizados en pacientes con trastornos de dolor crónico del área de Phoenix, Arizona. El primer estudio incluyó a 89 mujeres de entre 21 y 79 años con AR, sin lupus. El segundo incluyó a 166 participantes de entre 38 y 72 años, con diagnóstico confirmado de artrosis o SFM, sin enfermedades autoinmunes. Los pacientes con artrosis solamente fueron incluidos en ese grupo, mientras que los tenían diagnóstico de artrosis y SFM fueron incluidos en el grupo SFM, junto con los que tenían sólo SFM. En el primer estudio, los pacientes fueron sometidos a evaluaciones iniciales, para luego entregarles 30 hojas de cuestionario y un sobre de correo pago para cada una. Se solicitó a los participantes que completaran el cuestionario cada noche y lo colocaran en el buzón del correo a la mañana siguiente. Los pacientes completaron el 94% de los cuestionarios. El diario contenía preguntas sobre fatiga, afectos positivos y negativos, y dolor. Luego de completar esta etapa se les envió otro grupo de registros diarios con preguntas sobre calidad del sueño y depresión. Los participantes del segundo estudio completaron un cuestionario similar, sólo que los diarios fueron completados mediante el uso de una computadora portátil provista a cada paciente por los investigadores. Los pacientes completaron el 92% de los cuestionarios. Se solicitó a los participantes que indicaran su grado de fatiga en una escala de 0 (ninguna) a 100 (máxima). Para evaluar el afecto positivo (AP) y el afecto negativo (AN) se solicitó a los pacientes que calificaran 10 adjetivos estándar de humor, tanto para AP como para AN, usando una escala de 5 puntos. En ambos estudios se utilizó el Inventario Pittsburgh para evaluar el sueño y el formulario breve del Inventario Hamilton para evaluar depresión. Los participantes registraron además diariamente su grado de dolor en una escala de 0 a 100.
Resultados
Los pacientes con SFM informaron niveles significativamente mayores de fatiga en comparación con los pacientes con artrosis o AR (55,8 vs. 37,4 y 33,5 puntos, respectivamente). Los niveles de dolor fueron también significativamente mayores en el primer grupo (62,7 vs. 43,6 y 35,5 puntos, respectivamente). Los pacientes con SFM informaron además mayores trastornos del sueño (12,3 vs. 8,2 y 8,4 puntos, respectivamente), mayor sintomatología depresiva (10,3 vs. 5,9 y 6,1 puntos, respectivamente), y mayor AN (1,5 vs. 1,3 y 1,3 puntos, respectivamente). El AP, en cambio, fue menor en el primer grupo (2,2 vs. 2,8 y 2,8 puntos, respectivamente). Los pacientes con SFM presentaron mayor variación entre días en los niveles de fatiga en comparación con los pacientes con artrosis o AR (69,6% vs. 47,4% y 44%). En cambio, la variación entre personas fue menor (30,4% vs. 52,6% y 56%). Cerca del 19% de la variación entre personas se debió a diferencias entre pacientes en los niveles de AP, y un 17% se debió a diferencias en el AN. Las fluctuaciones diarias de fatiga en una misma persona fueron explicadas en un 13% por variaciones de AP, y en un 5% por variaciones de AN. Para examinar en mayor profundidad las relaciones entre fatiga y estados afectivos, se realizaron análisis preliminares para desarrollar un modelo que incluyera otros factores de posible influencia. Como se esperaba, el nivel promedio de dolor y el dolor diario fueron predictores significativos de la fatiga diaria. En cuanto a las diferencias entre personas, el AP fue predictor de menor fatiga, mientras que los efectos del AN fueron sólo marginales. En relación con las variaciones diarias en la misma persona, tanto AP como AN fueron predictores positivos de fatiga diaria más allá de la influencia de la depresión y el dolor. Los días con mayor AN se asociaron con mayor fatiga. También se analizó si la relación entre fatiga y dolor difería según la patología. El análisis demostró que la fatiga de los pacientes con artrosis no se asoció con fluctuaciones del dolor en la misma medida que en los pacientes con SFM o AR.
Discusión
Este estudio, señalan sus autores, alerta a los médicos acerca de las manifestaciones variables de la fatiga en las patologías reumáticas. La fatiga es central al SFM, la AR y la artrosis, pero el tipo de trastorno reumático tuvo un papel central en definir las variaciones de fatiga en los registros diarios de los pacientes. Los correlatos afectivos fueron fuertes tanto entre pacientes como dentro de un mismo enfermo, con un papel particularmente importante del afecto positivo en la restauración de la energía, y un papel del dolor y otros estados de afecto negativo como promotores de la fatiga. Los tratamientos farmacológicos y conductuales destinados a restaurar la salud y el bienestar de los pacientes con dolor crónico podrían arrojar mejores resultados si se prestara mayor atención a la dimensión afectiva de la fatiga revelada por este estudio, concluyen los expertos.
Fuente | Dolor on line
Articulo original de "Zautra AJ, Fasman R, Parish BP, Davis MC. Daily fatigue in women with osteoarthritis, rheumatoid arthritis and fibromyalgia."
En Pain 128:128-135, 2007.
traducido por Editora Médica Digital
Fatiga en distintos trastornos de dolor crónico
Los pacientes con fibromialgia tienen mayor fatiga y mayor variabilidad de este síntoma que los enfermos con artrosis o artritis reumatoidea, pero en todos los casos la fatiga se relaciona con bajos niveles de afecto positivo.
En casi todos los trastornos de dolor crónico uno de los síntomas asociados es la fatiga, comentan el Dr. Alex Zautra y sus colegas de la Arizona State University de Tempe, Estados Unidos. Más del 40% de los pacientes con artrosis o artritis reumatoidea (AR) y un 76% de los enfermos con síndrome de fibromialgia (SFM) padecen fatiga clínicamente significativa. De hecho, los pacientes señalan a la fatiga como un factor clave en la disminución de su calidad de vida. Aunque este síntoma es común en los 3 trastornos mencionados, los mecanismos etiológicos de cada uno de ellos son diferentes, por lo cual los patrones de fatiga también podrían diferir. Los expertos norteamericanos llevaron a cabo un estudio para evaluar similitudes y diferencias en la fatiga experimentada por los pacientes con SFM, AR y artrosis.
Métodos
Los participantes provenían de 2 estudios en curso realizados en pacientes con trastornos de dolor crónico del área de Phoenix, Arizona. El primer estudio incluyó a 89 mujeres de entre 21 y 79 años con AR, sin lupus. El segundo incluyó a 166 participantes de entre 38 y 72 años, con diagnóstico confirmado de artrosis o SFM, sin enfermedades autoinmunes. Los pacientes con artrosis solamente fueron incluidos en ese grupo, mientras que los tenían diagnóstico de artrosis y SFM fueron incluidos en el grupo SFM, junto con los que tenían sólo SFM. En el primer estudio, los pacientes fueron sometidos a evaluaciones iniciales, para luego entregarles 30 hojas de cuestionario y un sobre de correo pago para cada una. Se solicitó a los participantes que completaran el cuestionario cada noche y lo colocaran en el buzón del correo a la mañana siguiente. Los pacientes completaron el 94% de los cuestionarios. El diario contenía preguntas sobre fatiga, afectos positivos y negativos, y dolor. Luego de completar esta etapa se les envió otro grupo de registros diarios con preguntas sobre calidad del sueño y depresión. Los participantes del segundo estudio completaron un cuestionario similar, sólo que los diarios fueron completados mediante el uso de una computadora portátil provista a cada paciente por los investigadores. Los pacientes completaron el 92% de los cuestionarios. Se solicitó a los participantes que indicaran su grado de fatiga en una escala de 0 (ninguna) a 100 (máxima). Para evaluar el afecto positivo (AP) y el afecto negativo (AN) se solicitó a los pacientes que calificaran 10 adjetivos estándar de humor, tanto para AP como para AN, usando una escala de 5 puntos. En ambos estudios se utilizó el Inventario Pittsburgh para evaluar el sueño y el formulario breve del Inventario Hamilton para evaluar depresión. Los participantes registraron además diariamente su grado de dolor en una escala de 0 a 100.
Resultados
Los pacientes con SFM informaron niveles significativamente mayores de fatiga en comparación con los pacientes con artrosis o AR (55,8 vs. 37,4 y 33,5 puntos, respectivamente). Los niveles de dolor fueron también significativamente mayores en el primer grupo (62,7 vs. 43,6 y 35,5 puntos, respectivamente). Los pacientes con SFM informaron además mayores trastornos del sueño (12,3 vs. 8,2 y 8,4 puntos, respectivamente), mayor sintomatología depresiva (10,3 vs. 5,9 y 6,1 puntos, respectivamente), y mayor AN (1,5 vs. 1,3 y 1,3 puntos, respectivamente). El AP, en cambio, fue menor en el primer grupo (2,2 vs. 2,8 y 2,8 puntos, respectivamente). Los pacientes con SFM presentaron mayor variación entre días en los niveles de fatiga en comparación con los pacientes con artrosis o AR (69,6% vs. 47,4% y 44%). En cambio, la variación entre personas fue menor (30,4% vs. 52,6% y 56%). Cerca del 19% de la variación entre personas se debió a diferencias entre pacientes en los niveles de AP, y un 17% se debió a diferencias en el AN. Las fluctuaciones diarias de fatiga en una misma persona fueron explicadas en un 13% por variaciones de AP, y en un 5% por variaciones de AN. Para examinar en mayor profundidad las relaciones entre fatiga y estados afectivos, se realizaron análisis preliminares para desarrollar un modelo que incluyera otros factores de posible influencia. Como se esperaba, el nivel promedio de dolor y el dolor diario fueron predictores significativos de la fatiga diaria. En cuanto a las diferencias entre personas, el AP fue predictor de menor fatiga, mientras que los efectos del AN fueron sólo marginales. En relación con las variaciones diarias en la misma persona, tanto AP como AN fueron predictores positivos de fatiga diaria más allá de la influencia de la depresión y el dolor. Los días con mayor AN se asociaron con mayor fatiga. También se analizó si la relación entre fatiga y dolor difería según la patología. El análisis demostró que la fatiga de los pacientes con artrosis no se asoció con fluctuaciones del dolor en la misma medida que en los pacientes con SFM o AR.
Discusión
Este estudio, señalan sus autores, alerta a los médicos acerca de las manifestaciones variables de la fatiga en las patologías reumáticas. La fatiga es central al SFM, la AR y la artrosis, pero el tipo de trastorno reumático tuvo un papel central en definir las variaciones de fatiga en los registros diarios de los pacientes. Los correlatos afectivos fueron fuertes tanto entre pacientes como dentro de un mismo enfermo, con un papel particularmente importante del afecto positivo en la restauración de la energía, y un papel del dolor y otros estados de afecto negativo como promotores de la fatiga. Los tratamientos farmacológicos y conductuales destinados a restaurar la salud y el bienestar de los pacientes con dolor crónico podrían arrojar mejores resultados si se prestara mayor atención a la dimensión afectiva de la fatiga revelada por este estudio, concluyen los expertos.
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