Cuantas veces quisiera haber escrito palabras amargas, llenas de tristeza y de dolor pero por respeto a todos/as los que estáis ahí me he negado a escribir.

Mi único y firme propósito siempre ha sido intentar daros armas con las que sobrellevar la enfermedad; a través de la comprensión, de la empatia, del cariño, de la rebeldía, de la denuncia o de la información.

Pero creo que ha llegado el momento de ir más allá, no quedarnos en el momento de escucharnos entre nosotros y comprendernos sino que tras estas palabras quien no sabe o no quiere comprender se quede en que realmente no quiere comprender.....

Fibromialgia o la imposibilidad de soñar

Me despierto como otra mañana más después de tantos años, miro hacia la ventana y veo que la luz inunda mi habitación, antes sentía el calor de los rayos del sol, respiraba y olía a mañana a presente y futuro, me dejaba llevar por sensaciones hermosas que te hacen sentir viva y no te das cuentas que necesarias son hasta que dejas de sentirlas.

Despertaba y me abrazaba a lo que más quiero, con fuerza, con alegria .

Ahora todo eso ha pasado a ser sensaciones de otro mundo que parece que jamás haya vivido....mi primera experiencia es el dolor...el dolor al moverme, al estirarme, no despierto como cualquiera porque ya llego la hora de hacerlo sino por la necesidad de arrastrarme hasta....pero no adelantemos acontecimientos.

Mi despertar día tras día ha dejado de carecer sensaciones reconfortantes o poder abstraerme durante segundos a pensar que es lo que tengo que hacer, planificar el día.....El dolor tan ensordecedor ciega todos mis sentidos y tan sólo queda en eso. en dolor...que me acompaña durante segundos, minutos, horas, años y así hasta la mitad de mi vida.

Despierto y mis pasos sigilosos, me llevan hasta prepararme la pócima mágica que espero dia tras dia a que haga efecto y que jamás lo ha hecho. Me han aliviado pero no han evitado desterrar el dolor a lo largo de estos quince años, estos quince años en que miro hacia atrás y en el que los momentos más felices (los que deberian haberlo sido) siempre han estado envueltos por sombras en el que el dolor adoptaba la formas más caprichosas. Es un camino sin fín, duele reir, duele llorar, duele abandonar o duele soñar.

La mañana ha dejado de tener orden, estoy supeditada a mi cuerpo a este dolor que desciende y aumenta a su capricho siendo imposible planear nada o poder comprometerme a cualquier actividad que antes hubiera hecho en un abrir y cerrar de ojos.

Ahora es todo lento, lejano y cada vez más complicado...huyo de los roces, me he sorprendido a mi misma echandome hacia atrás ,cuando al ser que más adoro, a lo más tierno y hermoso que tengo, me ha querido abrazar...huyendo de un abrazo inocente y tierno por miedo, por miedo al dolor, dolor que se multiplica por mil con un abrazo de cariño.

Y cuando nadie me ve, lloro de impotencia de como  estoy viendo pasar lo más hermoso de mi vida y este dolor me impide disfrutar de esta felicidad. 

Dicen que los enfermos de fibromialgia nos aislamos de la sociedad, y que no es nada bueno para nosotros...eso dicen los entendidos en la materia; ¿cuando comprobaran que cualquier estimulo externo, un roce, una conversación, un seguir a quien te acompaña se convierte en cientos de estimulos que nos provocan dolor a  lo largo del día?

Comprenderian que no es una actitud de tristeza, sino a evitar mas dolor del que sufrimos y a su vez el alejarnos de todos estos estimulos tan necesarios se convierte en un doble sufrimiento...porque ¿quien no desea la compañia de un buen amigo o andar a la orilla del mar y dejarse llevar por la brisa del mar?.
Es rizar el rizo al el dolor; el físico acaba consumiendo a lo emocional...el dolor se apodera de todo.

Por hoy lo dejo, estoy luchando con cada tecla que aprieto...para quien la sufre sé de sobras que me comprende....pero para el que no lo entendía lo dejo en su mano, piense lo que piense es respetable, a cada uno nos duele lo nuestro...y si nos duele algo más es simplemente porque queremos, podemos sentir más allá de nuestro propio yo.

Todos podemos ponernos cinco segundos en la piel de los demas, sino lo hacemos es porqué quizás hay demasiado miedo a sentir tanto dolor y de ahí nace otro sentimiento, el rechazo, vivimos en la sociedad de la perfección y el dolor no tiene espacio...pero esa es otra historia.
Un abrazo para todos.
A mis amigos de camino

Carmen Martin, Septiembre 2008