Edición| fibromialgia.nom.es
El premio Nobel de Medicina de este año 2007 esconde una verdadera historia de superación; Mario Capecchi uno de los integrantes del grupo que lo ha recibido sabe lo que es luchar con la adversidad desde niño, pero ha convertido esta lucha en algo positivo; le devuelve a la vida con creces positivismo, una historia a tener en cuenta. Las cirscuntancias no nos obligan a elegir; siempre somos libres de escoger entre distintos caminos; aquí es donde reside la verdadera libertad del ser humano.
Mario Capecchi confesó que robó para comer. Y que lo salvó la "voluntad de sobrevivir".
Fuente| !ntramed
Por: Ana Baron
La creatividad en la ciencia es el resultado de una yuxtaposición de experiencias de vida que no se puede repetir". Mario Capecchi, uno de los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2007 lo dice con convicción. De chico de la calle a Nobel, su vida es uno de los ejemplos que mejor ilustran esa idea.
Capecchi nació en Verona, Italia, en 1941. Su madre, Lucy Ramberg, una poetisa americana, había tenido una breve relación con Luciano Capecchi, un aviador italiano. Pero el idilio no prosperó y tuvo que criarlo sola.
Vivían en los Alpes tiroleses cuando los alemanes se llevaron a su madre al campo de concentración nazi de Dachau, en Alemania. Capecchi tenía apenas 3 años y medio. Unos vecinos lo recogieron. Su madre les había pedido que lo cuidaran si algo llegaba a pasarle.
Consciente de que podía ser arrestada por sus ideas antinazis y antisocialistas, les había dejado dinero para que Mario no fuera una carga económica. Pero cuando el dinero se terminó, la familia —cuyo nombre Capecchi nunca quiso revelar— lo abandonó.
Capecchi comenzó a deambular por la calles, solo, con bandas de chicos sin techo como él. Comía los restos que encontraba en los tachos de basura. A veces se refugiaba en los orfelinatos donde le daban sólo café y un pedazo de pan para comer por día. Y hasta llegó a robar para comer.
"Mi recuerdo de esos años son vívidos, pero no tienen continuidad, son como fotografías. Algunas son brutales, sin descripción, otras son más agradables", dijo cuando le otorgaron el premio Kyoto en 1996. "Recuerdo que siempre tenía hambre. Al final me internaron en un hospital en el sur de Verona donde luché contra la fiebre que me provocó la malnutrición, desnudo en una cama, durante un año".
En 1945 su madre fue finalmente liberada de Dachau y luego de 18 meses de búsqueda, finalmente lo encontró. Lucy fue liberada el día en que Mario cumplió nueve años. Los dos juntos emigraron a los EE.UU. Capecchi comenzó entonces la escuela primaria sin saber leer, escribir ni hablar inglés. En 1961 obtuvo una licenciatura de Física y Química en el College Antioch del estado de Ohio, antes de lograr en 1967 su doctorado de Biofísica en la Universidad de Harvard.
Recientemente cuando le preguntaron si esos años le habían permitido tener confianza en sí mismo o había alimentado su imaginación, dos cualidades muy importantes para un científico, Capecchi respondió: "Cuando miro para atrás lo que me maravilla es la persistencia de un pequeño. Ante la ausencia de todo tipo de esperanza, la voluntad de sobrevivir persistió".
Capecchi dice que muchos piensan que es un cabeza dura, pero él se define como una persona "persistente" y "un buscavida". "En la calle usted sólo depende de usted mismo para lograr algo —agregó—. Y eso es esencialmente lo que es necesario hacer en la ciencia".
Perfil Mario Capecchi
Al ganar el Premio Nobel, lo primero que hizo fue nombrar a todos los que trabajaron con él. "Es un gran honor para todos aquellos, presentes y pasado, que trabajaron conmigo", fue lo que dijo a la prensa. Es doctor en Biofísica (Harvard). Está casado y tiene una hija.
"Noqueando" genes
Fuente| BBC.com
Mario Capecchi, Martin Evans y Oliver Smithies
Los ganadores se repartirán el premio, que se entregará en Estocolmo en diciembre.
Gracias a los aportes de Capecchi, Smithies y Evans en sus estudios con ratones, se han construido cerca de 500 "modelos" de patologías humanas: entre ellas afecciones cardiovasculares, enfermedades neuro degenerativas, diabetes y cáncer.
Su técnica, conocida como el "knock out de genes" arrojó luz además al proceso de envejecimiento y al desarrollo del embrión en el útero de la madre. De hecho, puede ser utilizada en casi todos los aspectos de la vida de los mamíferos.
Permite a los científicos "silenciar" genes específicos que integran el ADN de un individuo, que son los responsables de determinadas características como el color de los ojos o una enfermedad.
Monitoreando el cambio se conocen más datos sobre esa característica o enfermedad.
Desde que en 1989 Capecchi, Smithies y Evans combinaron sus esfuerzos y publicaron el resultado exitoso del silenciamiento de un gen -el que produce una extraña enfermedad hereditaria en los humanos, el Síndrome de Lesch-Nyhan- se han logrado "silenciar "más de 10.000 genes distintos de ratón, cerca de la mitad de los que existen.
La multiplicidad de estudios que desarrolla hoy por hoy la comunidad científica internacional en este campo permite predecir que en falta poco para que se identifique y "silencie" al resto.
Células madre
Anuncio de los ganadores
Los hallazgos de Capecchi, Smithies y Evans permearon todos los campos de la biomedicina.
Con esa técnica es posible provocar casi cualquier cambio en el ADN de los ratones, lo que permite a los científicos establecer el papel que determinados genes desempeñan en el organismo.
Capecchi, Smithies y Evans utilizaron este proceso para proseguir sus estudios en campos distintos.
El primero, se dedicó a profundizar en el desarrollo de los órganos; el segundo, se abocó a desentrañar el papel de los genes en la fibrosis cística; y el tercero creó en roedores modelos de patologías humanas comunes, como la hipertensión o la arteriosclerosis.
Para llegar a la técnica que les valió el pasaje a Estocolmo, el trío se valió de la manipulación de células madre. Halladas en los embriones -de los ratones, en este caso-, este tipo de células son capaces de generar todos los tejidos del organismo.
El premio Nobel de Medicina de este año 2007 esconde una verdadera historia de superación; Mario Capecchi uno de los integrantes del grupo que lo ha recibido sabe lo que es luchar con la adversidad desde niño, pero ha convertido esta lucha en algo positivo; le devuelve a la vida con creces positivismo, una historia a tener en cuenta. Las cirscuntancias no nos obligan a elegir; siempre somos libres de escoger entre distintos caminos; aquí es donde reside la verdadera libertad del ser humano.
Carmen Martin
Mario Capecchi confesó que robó para comer. Y que lo salvó la "voluntad de sobrevivir".
Fuente| !ntramed
Por: Ana Baron
La creatividad en la ciencia es el resultado de una yuxtaposición de experiencias de vida que no se puede repetir". Mario Capecchi, uno de los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2007 lo dice con convicción. De chico de la calle a Nobel, su vida es uno de los ejemplos que mejor ilustran esa idea.
Capecchi nació en Verona, Italia, en 1941. Su madre, Lucy Ramberg, una poetisa americana, había tenido una breve relación con Luciano Capecchi, un aviador italiano. Pero el idilio no prosperó y tuvo que criarlo sola.
Vivían en los Alpes tiroleses cuando los alemanes se llevaron a su madre al campo de concentración nazi de Dachau, en Alemania. Capecchi tenía apenas 3 años y medio. Unos vecinos lo recogieron. Su madre les había pedido que lo cuidaran si algo llegaba a pasarle.
Consciente de que podía ser arrestada por sus ideas antinazis y antisocialistas, les había dejado dinero para que Mario no fuera una carga económica. Pero cuando el dinero se terminó, la familia —cuyo nombre Capecchi nunca quiso revelar— lo abandonó.
Capecchi comenzó a deambular por la calles, solo, con bandas de chicos sin techo como él. Comía los restos que encontraba en los tachos de basura. A veces se refugiaba en los orfelinatos donde le daban sólo café y un pedazo de pan para comer por día. Y hasta llegó a robar para comer.
"Mi recuerdo de esos años son vívidos, pero no tienen continuidad, son como fotografías. Algunas son brutales, sin descripción, otras son más agradables", dijo cuando le otorgaron el premio Kyoto en 1996. "Recuerdo que siempre tenía hambre. Al final me internaron en un hospital en el sur de Verona donde luché contra la fiebre que me provocó la malnutrición, desnudo en una cama, durante un año".
En 1945 su madre fue finalmente liberada de Dachau y luego de 18 meses de búsqueda, finalmente lo encontró. Lucy fue liberada el día en que Mario cumplió nueve años. Los dos juntos emigraron a los EE.UU. Capecchi comenzó entonces la escuela primaria sin saber leer, escribir ni hablar inglés. En 1961 obtuvo una licenciatura de Física y Química en el College Antioch del estado de Ohio, antes de lograr en 1967 su doctorado de Biofísica en la Universidad de Harvard.
Recientemente cuando le preguntaron si esos años le habían permitido tener confianza en sí mismo o había alimentado su imaginación, dos cualidades muy importantes para un científico, Capecchi respondió: "Cuando miro para atrás lo que me maravilla es la persistencia de un pequeño. Ante la ausencia de todo tipo de esperanza, la voluntad de sobrevivir persistió".
Capecchi dice que muchos piensan que es un cabeza dura, pero él se define como una persona "persistente" y "un buscavida". "En la calle usted sólo depende de usted mismo para lograr algo —agregó—. Y eso es esencialmente lo que es necesario hacer en la ciencia".
Perfil Mario Capecchi
Al ganar el Premio Nobel, lo primero que hizo fue nombrar a todos los que trabajaron con él. "Es un gran honor para todos aquellos, presentes y pasado, que trabajaron conmigo", fue lo que dijo a la prensa. Es doctor en Biofísica (Harvard). Está casado y tiene una hija.
"Noqueando" genes
Fuente| BBC.com
Mario Capecchi, Martin Evans y Oliver Smithies
Los ganadores se repartirán el premio, que se entregará en Estocolmo en diciembre.
Gracias a los aportes de Capecchi, Smithies y Evans en sus estudios con ratones, se han construido cerca de 500 "modelos" de patologías humanas: entre ellas afecciones cardiovasculares, enfermedades neuro degenerativas, diabetes y cáncer.
Su técnica, conocida como el "knock out de genes" arrojó luz además al proceso de envejecimiento y al desarrollo del embrión en el útero de la madre. De hecho, puede ser utilizada en casi todos los aspectos de la vida de los mamíferos.
Permite a los científicos "silenciar" genes específicos que integran el ADN de un individuo, que son los responsables de determinadas características como el color de los ojos o una enfermedad.
Monitoreando el cambio se conocen más datos sobre esa característica o enfermedad.
Desde que en 1989 Capecchi, Smithies y Evans combinaron sus esfuerzos y publicaron el resultado exitoso del silenciamiento de un gen -el que produce una extraña enfermedad hereditaria en los humanos, el Síndrome de Lesch-Nyhan- se han logrado "silenciar "más de 10.000 genes distintos de ratón, cerca de la mitad de los que existen.
La multiplicidad de estudios que desarrolla hoy por hoy la comunidad científica internacional en este campo permite predecir que en falta poco para que se identifique y "silencie" al resto.
Células madre
Anuncio de los ganadores
Los hallazgos de Capecchi, Smithies y Evans permearon todos los campos de la biomedicina.
Con esa técnica es posible provocar casi cualquier cambio en el ADN de los ratones, lo que permite a los científicos establecer el papel que determinados genes desempeñan en el organismo.
Capecchi, Smithies y Evans utilizaron este proceso para proseguir sus estudios en campos distintos.
El primero, se dedicó a profundizar en el desarrollo de los órganos; el segundo, se abocó a desentrañar el papel de los genes en la fibrosis cística; y el tercero creó en roedores modelos de patologías humanas comunes, como la hipertensión o la arteriosclerosis.
Para llegar a la técnica que les valió el pasaje a Estocolmo, el trío se valió de la manipulación de células madre. Halladas en los embriones -de los ratones, en este caso-, este tipo de células son capaces de generar todos los tejidos del organismo.
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