Esto es lo que declara Carlos de Barutell, PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR en la siguiente entrevista que ha ofrecido a gaceta médica, también ha revelado carencias en el nivel asistencial al enfermo.
Entrevista por E. SAINZ CORADA a Carlos de Barutell | 14-10-2007
Entrevista por E. SAINZ CORADA a Carlos de Barutell | 14-10-2007
¿Está bien tratado el dolor en España?
De los datos que tenemos de la encuesta epidemiológica Pain in Europe los referentes a España nos dicen que, de todos los enfermos que son tratados por dolor el 58 por ciento recibe un tratamiento inapropiado. Si los extrapolamos, el 84 por ciento de los pacientes son visitados por médicos de familia y sólo el 2 por ciento acude a las unidades de dolor por su cuenta.
¿Cuál es el problema entonces en su abordaje?
Se está viendo que hay un déficit importante en lo que es el buen tratamiento del dolor. Es inapropiado de momento en un alto porcentaje de pacientes. Para esto hay dos ejes importantísimos. Uno está dirigido a los médicos de Primaria, donde hace falta una formación continuada en dolor. Es un problema general de todos los médicos porque durante la carrera y en el pre y el posgrado prácticamente no se estudia nada al respecto. Con un tratamiento bien reglado y bien sabido de la farmacología actual de los analgésicos y los medicamentos coadyuvantes, un tanto por ciento muy elevado de pacientes podría beneficiarse y, además, evitarían tener que ir a unidades especializadas como las de dolor a las que sólo tendría que ir ese 10 por ciento que no tendría curación o mejoría con los tratamientos farmacológicos.
El segundo gran aspecto es, por un lado aumentar las unidades de dolor que hay en España (que haya una en cada hospital sea de la categoría que sea), y por supuesto que los médicos de estas unidades estén perfectamente formados no sólo en el tratamiento farmacológico sino también en los especializados, como la cirugía de mínima invasión, o los bloqueos nerviosos, etc. Además, las que hay actualmente, hay que potenciarlas y oficializarlas, porque la mayoría de ellas no lo están.
También desde la SED reclamamos al ministerio que se haga un Plan Nacional del Tratamiento Integral del Dolor. Llevamos años ya con esto pero no se acaba de comprender el problema. Parece que hay otras prioridades que políticamente a lo mejor venden más. No se dan cuenta de que el dolor es un problema sociosanitario y económico importante.
Según un estudio de la SED, el 84 por ciento de los tratados en las unidades del dolor lo está con AINE y sólo un 22 por ciento con opioides mayores ¿Por qué dan tanto miedo?
Éste es uno de los gravísimos problemas que hay, y está en relación con la falta de formación. Hay un pánico terrible a los opioides, una verdadera 'opiofobia'. Los médicos no quieren dar estos medicamentos: primero, porque necesitan una receta especial que es engorrosa de hacer; pero también hay otras trabas que son de orden farmacológico. La mayoría de los médicos subestiman las dosis y creen que si dan las necesarias va a haber una depresión respiratoria. Todo son tabúes que hay que eliminar poco a poco porque ningún enfermo de los que tratamos para dolor crónico con medicamentos opioides ha hecho una adición a los mismos, y en estos pacientes prácticamente no existe la depresión respiratoria. De hecho hay una frase muy gráfica que dice que "el mejor antídoto contra la depresión respiratoria es tener dolor".
De los datos que tenemos de la encuesta epidemiológica Pain in Europe los referentes a España nos dicen que, de todos los enfermos que son tratados por dolor el 58 por ciento recibe un tratamiento inapropiado. Si los extrapolamos, el 84 por ciento de los pacientes son visitados por médicos de familia y sólo el 2 por ciento acude a las unidades de dolor por su cuenta.
¿Cuál es el problema entonces en su abordaje?
Se está viendo que hay un déficit importante en lo que es el buen tratamiento del dolor. Es inapropiado de momento en un alto porcentaje de pacientes. Para esto hay dos ejes importantísimos. Uno está dirigido a los médicos de Primaria, donde hace falta una formación continuada en dolor. Es un problema general de todos los médicos porque durante la carrera y en el pre y el posgrado prácticamente no se estudia nada al respecto. Con un tratamiento bien reglado y bien sabido de la farmacología actual de los analgésicos y los medicamentos coadyuvantes, un tanto por ciento muy elevado de pacientes podría beneficiarse y, además, evitarían tener que ir a unidades especializadas como las de dolor a las que sólo tendría que ir ese 10 por ciento que no tendría curación o mejoría con los tratamientos farmacológicos.
El segundo gran aspecto es, por un lado aumentar las unidades de dolor que hay en España (que haya una en cada hospital sea de la categoría que sea), y por supuesto que los médicos de estas unidades estén perfectamente formados no sólo en el tratamiento farmacológico sino también en los especializados, como la cirugía de mínima invasión, o los bloqueos nerviosos, etc. Además, las que hay actualmente, hay que potenciarlas y oficializarlas, porque la mayoría de ellas no lo están.
También desde la SED reclamamos al ministerio que se haga un Plan Nacional del Tratamiento Integral del Dolor. Llevamos años ya con esto pero no se acaba de comprender el problema. Parece que hay otras prioridades que políticamente a lo mejor venden más. No se dan cuenta de que el dolor es un problema sociosanitario y económico importante.
Según un estudio de la SED, el 84 por ciento de los tratados en las unidades del dolor lo está con AINE y sólo un 22 por ciento con opioides mayores ¿Por qué dan tanto miedo?
Éste es uno de los gravísimos problemas que hay, y está en relación con la falta de formación. Hay un pánico terrible a los opioides, una verdadera 'opiofobia'. Los médicos no quieren dar estos medicamentos: primero, porque necesitan una receta especial que es engorrosa de hacer; pero también hay otras trabas que son de orden farmacológico. La mayoría de los médicos subestiman las dosis y creen que si dan las necesarias va a haber una depresión respiratoria. Todo son tabúes que hay que eliminar poco a poco porque ningún enfermo de los que tratamos para dolor crónico con medicamentos opioides ha hecho una adición a los mismos, y en estos pacientes prácticamente no existe la depresión respiratoria. De hecho hay una frase muy gráfica que dice que "el mejor antídoto contra la depresión respiratoria es tener dolor".
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar