FUENTE: Palliative Medicine, marzo del 2007|Reuters Health
Por Anne Harding
NUEVA YORK (Reuters Health) - Cuando se prescribe en las dosis adecuadas para tratar el dolor que provoca el cáncer, la morfina no apresura la muerte de un paciente por interferir en su respiración, demostró un nuevo estudio.
Estos resultados contradicen el saber popular de una gran cantidad de médicos, como así también de la sociedad, que afirma que suministrar opioides a los pacientes para reducir el dolor puede acortar sus vidas al alterar la respiración.
"Está escrito en todos los libros de texto como algo que se debe evitar, pero ese riesgo puede estar algo exagerado", dijo a Reuters Health el doctor Declan Walsh, de la Fundación The Cleveland Clinic, en Ohio, uno de los autores del estudio.
"Esto no quiere decir que no hay un riesgo, sino que nos hemos preocupado demasiado al respecto", agregó el experto.
Para investigar cómo la morfina afecta la respiración en los pacientes terminales, el equipo dirigido por Walsh le controló la respiración y los signos vitales a 29 pacientes hospitalizados para tratar el dolor que les provocaba el cáncer.
En un estudio previo, el equipo analizó la respiración en pacientes con cáncer después de alcanzar la dosis adecuada de morfina. En el nuevo estudio, los investigadores estudiaron la respiración a medida que se ajustaba la dosis de morfina.
El equipo no halló ninguna prueba de depresión respiratoria en los pacientes, los que en su totalidad mantuvieron niveles de saturación del oxígeno en sangre del 92 por ciento o más durante el estudio.
Según Walsh, los resultados demuestran que "la morfina se puede usar de manera segura para aliviar el dolor, aún en pacientes muy enfermos, y que los médicos no deberían preocuparse por el uso del fármaco en esa situación, como siempre se consideró".
"Todo depende de la prescripción de la dosis de morfina adecuada", señaló el investigador.
El conocimiento de la prescripción de opioides progresó considerablemente en las últimas dos décadas gracias, en gran parte, a la experiencia con pacientes en lugar de los ensayos controlados, agregó el especialista.
"Se trata de la forma en que se usan los fármacos, en lugar de los problemas intrínsecos de los medicamentos en cuestión", dijo Walsh. "El adecuado entrenamiento médico y del personal de enfermería es el que hace la diferencia", añadió.
En un artículo sobre el estudio, los doctores Rob George, del University College London, y Claud Regnard, del St. Oswald's Hospice, escribieron: "Instamos a la comunidad médica a comprender los efectos de la morfina y otros opioides.
"Los médicos deberían considerarse libres para manejar el dolor con dosis ajustadas individualmente de modo que los pacientes se sientan cómodos y puedan vivir con dignidad hasta su muerte", indicaron George y Regnard.
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