El síntoma más incapacitante en la Fibromialgia es el "descontrol" del dolor; Dolor que no responde a la analgesia. Este estudio revela porque los enfermos de dolor crónico a pesar de querer proseguir con su vida laboral llega un momento que desisten de hacerlo.
Edición | Fibromialgia.nom.es
Métodos
Los pacientes incluidos en el estudio fueron identificados a partir de los registros de beneficios sociales por incapacidad de Manchester, Bristol, Edimburgo y Gales del Sur. Los criterios de inclusión fueron personas de 18 años o más, desempleadas, con dolor crónico y que estuvieran recibiendo o hubieran recibido pensiones por incapacidad. Se utilizó una entrevista exhaustiva semiestructurada (presencial o telefónica) para profundizar en las percepciones y creencias de los pacientes acerca de los obstáculos para la rehabilitación y el retorno al trabajo. La primera parte del análisis requirió transcripciones precisas de las grabaciones de las entrevistas. En la segunda fase, las entrevistas fueron transferidas a un programa de computación que ayuda a codificarlas por medio de matrices temáticas.
Resultados
El estudio incluyó a 38 pacientes (23 mujeres) de 29 a 62 años, quienes manifestaron padecer dolor desde 1,5 a 33 años (media 10,3 años) y que habían estado desempleados entre 3 meses y 25 años (media 5,2 años). La mayoría señaló su deseo de reincorporarse al trabajo si las circunstancias lo permitían. Los enfermos reconocían las ventajas del mayor contacto social y los posibles beneficios económicos del empleo.
El dolor crónico fue por sí mismo el obstáculo a partir del cual derivaron otras barreras para el trabajo. En general, muy pocos pacientes informaron intentos de planificar para el futuro, principalmente por el carácter impredecible del trastorno doloroso y de los problemas de movilidad asociados.
Los enfermos temían que su incapacidad física y financiera les impidiera afrontar la situación mientras tuvieran dolor, y por lo tanto no se sentían capaces de planificar un retorno laboral. El miedo a la vulnerabilidad económica constituyó una gran preocupación para la mayoría de los pacientes. La perspectiva de dejar de percibir su pensión sin la certeza de ser capaces de permanecer en el trabajo fue atemorizante. Los pacientes percibían que sería muy difícil volver a gozar de tales beneficios sociales si eran incapaces de mantenerse trabajando. A pesar del repetido contacto con médicos y especialistas en rehabilitación, la mayoría sentía que no habían recibido orientación acerca del tipo de trabajo apropiado para su situación actual. Inclusive percibían que los consejeros del Departamento de Trabajo y Pensiones no estaban capacitados para brindar tal orientación. Algunos informaron haber sido aconsejados por su médico personal, en el cual confiaban, en el sentido de no retornar al trabajo anterior. Otros señalaron su sentimiento de que no estaban siendo tomados seriamente por los médicos, quienes los veían como personas sin un problema real. También se quejaron de las largas y reiteradas esperas para ser sometidos a diferentes estudios. La percepción de ser incapaces de controlar el dolor hacía que los pacientes tuvieran sentimientos de ansiedad. Con frecuencia informaron depresión, miedo, falta de confianza y frustración. Los participantes tenían sentimientos encontrados acerca de la ayuda recibida por las organizaciones de beneficios sociales.
A la vez que apreciaban el apoyo económico, sentían que la ayuda relacionada con el retorno al trabajo era escasa y que el personal de estas organizaciones no estaba capacitado para cumplir ese cometido. Algunos pacientes percibían como un obstáculo para el trabajo el hecho de tener una escasa calificación o experiencia laboral. Aquellos con un nivel de capacitación moderado o elevado tenían cierta resistencia al reentrenamiento o a aceptar un trabajo no acorde a su calificación laboral. Con frecuencia, los trabajos ofrecidos por los consejeros laborales son de baja calificación. Los participantes de mayor edad expresaron menor interés en volver al trabajo dado la proximidad de su edad de retiro. Además, estos pacientes consideraban que los empleadores no los tomarían por esa causa. Los enfermos expresaban preocupación por tener que competir por un empleo con personas que no padecían trastornos dolorosos, por lo que estimaban que no tenía sentido postularse. Además, temían volver a trabajar en un empleo que no fuera exactamente el que habían dejado, ya que estimaban que no estaban capacitados para hacer otra cosa, y manifestaron preocupación por la falta de comprensión o entendimiento de los empleadores acerca de su trastorno doloroso. Por otra parte, sentían como una falta hacia el empleador la posibilidad de tener que cesar en su trabajo a causa de un episodio de dolor.
Discusión
Este estudio, señalan sus autores, permite identificar algunos de los obstáculos para volver al trabajo que enfrentan las personas desempleadas a causa del dolor crónico. En general los pacientes percibían el trabajo como un aspecto positivo de la vida. Sin embargo, la reinserción laboral se vio dificultada por diversas barreras, las cuales en forma directa o indirecta derivaban del carácter impredecible del trastorno doloroso.
Patel S, Greasley K, Watson PJ. Barriers to rehabilitation and return to work for unemployed chronic pain patients: A qualitative study. daunting
Eur. J. Pain 11:831-840, 2007.
Edición | Fibromialgia.nom.es
Métodos
Los pacientes incluidos en el estudio fueron identificados a partir de los registros de beneficios sociales por incapacidad de Manchester, Bristol, Edimburgo y Gales del Sur. Los criterios de inclusión fueron personas de 18 años o más, desempleadas, con dolor crónico y que estuvieran recibiendo o hubieran recibido pensiones por incapacidad. Se utilizó una entrevista exhaustiva semiestructurada (presencial o telefónica) para profundizar en las percepciones y creencias de los pacientes acerca de los obstáculos para la rehabilitación y el retorno al trabajo. La primera parte del análisis requirió transcripciones precisas de las grabaciones de las entrevistas. En la segunda fase, las entrevistas fueron transferidas a un programa de computación que ayuda a codificarlas por medio de matrices temáticas.
Resultados
El estudio incluyó a 38 pacientes (23 mujeres) de 29 a 62 años, quienes manifestaron padecer dolor desde 1,5 a 33 años (media 10,3 años) y que habían estado desempleados entre 3 meses y 25 años (media 5,2 años). La mayoría señaló su deseo de reincorporarse al trabajo si las circunstancias lo permitían. Los enfermos reconocían las ventajas del mayor contacto social y los posibles beneficios económicos del empleo.
El dolor crónico fue por sí mismo el obstáculo a partir del cual derivaron otras barreras para el trabajo. En general, muy pocos pacientes informaron intentos de planificar para el futuro, principalmente por el carácter impredecible del trastorno doloroso y de los problemas de movilidad asociados.
Los enfermos temían que su incapacidad física y financiera les impidiera afrontar la situación mientras tuvieran dolor, y por lo tanto no se sentían capaces de planificar un retorno laboral. El miedo a la vulnerabilidad económica constituyó una gran preocupación para la mayoría de los pacientes. La perspectiva de dejar de percibir su pensión sin la certeza de ser capaces de permanecer en el trabajo fue atemorizante. Los pacientes percibían que sería muy difícil volver a gozar de tales beneficios sociales si eran incapaces de mantenerse trabajando. A pesar del repetido contacto con médicos y especialistas en rehabilitación, la mayoría sentía que no habían recibido orientación acerca del tipo de trabajo apropiado para su situación actual. Inclusive percibían que los consejeros del Departamento de Trabajo y Pensiones no estaban capacitados para brindar tal orientación. Algunos informaron haber sido aconsejados por su médico personal, en el cual confiaban, en el sentido de no retornar al trabajo anterior. Otros señalaron su sentimiento de que no estaban siendo tomados seriamente por los médicos, quienes los veían como personas sin un problema real. También se quejaron de las largas y reiteradas esperas para ser sometidos a diferentes estudios. La percepción de ser incapaces de controlar el dolor hacía que los pacientes tuvieran sentimientos de ansiedad. Con frecuencia informaron depresión, miedo, falta de confianza y frustración. Los participantes tenían sentimientos encontrados acerca de la ayuda recibida por las organizaciones de beneficios sociales.
A la vez que apreciaban el apoyo económico, sentían que la ayuda relacionada con el retorno al trabajo era escasa y que el personal de estas organizaciones no estaba capacitado para cumplir ese cometido. Algunos pacientes percibían como un obstáculo para el trabajo el hecho de tener una escasa calificación o experiencia laboral. Aquellos con un nivel de capacitación moderado o elevado tenían cierta resistencia al reentrenamiento o a aceptar un trabajo no acorde a su calificación laboral. Con frecuencia, los trabajos ofrecidos por los consejeros laborales son de baja calificación. Los participantes de mayor edad expresaron menor interés en volver al trabajo dado la proximidad de su edad de retiro. Además, estos pacientes consideraban que los empleadores no los tomarían por esa causa. Los enfermos expresaban preocupación por tener que competir por un empleo con personas que no padecían trastornos dolorosos, por lo que estimaban que no tenía sentido postularse. Además, temían volver a trabajar en un empleo que no fuera exactamente el que habían dejado, ya que estimaban que no estaban capacitados para hacer otra cosa, y manifestaron preocupación por la falta de comprensión o entendimiento de los empleadores acerca de su trastorno doloroso. Por otra parte, sentían como una falta hacia el empleador la posibilidad de tener que cesar en su trabajo a causa de un episodio de dolor.
Discusión
Este estudio, señalan sus autores, permite identificar algunos de los obstáculos para volver al trabajo que enfrentan las personas desempleadas a causa del dolor crónico. En general los pacientes percibían el trabajo como un aspecto positivo de la vida. Sin embargo, la reinserción laboral se vio dificultada por diversas barreras, las cuales en forma directa o indirecta derivaban del carácter impredecible del trastorno doloroso.
Patel S, Greasley K, Watson PJ. Barriers to rehabilitation and return to work for unemployed chronic pain patients: A qualitative study. daunting
Eur. J. Pain 11:831-840, 2007.
El afrontamiento del dolor atenaza a los pacientes con FM. Su inclusión en el mundo laboral es altamente dificil sobre todo por la capacitación ha que ha llegado la persona dependiendo de su edad, nivel social o proparación.
ResponderEliminarNi que decir tiene que la vuelta al trabajo se presume como imposible. Sin embargo estas personas, lejos de añorar el trabajo, quieren empezar otras actividades, encaminadas a su no frustración como personas útiles.
El abordaje social de estas debe pasar por departamentos del IMSERSO, en donde orienten sobre actividades más o menos lúdicas, creativas, de apoyo a otros pacientes etc. De esa forma el enfermo de FM y/o SFC podrá ver como su actividad o vida toma un sentido positivo y una directriz encaminada a ayudar a los demás, cuentión que en su caso fué dificil de mantener y soportar la incompresión a la que se vió sometido.
Estas personas tienen un recuerdo doloroso de su peregrinaje hasta su inclusión como incapacitados en el Sistema Nacional de Salud español.
Por eso el rechazo y temor a una vuelta a atrás a la situación que se mantuvo durante varios años de trasiego por los Tribunales.
Elena Navarro.
Graduado Social
Hola, yo he tenido la suerte de despés de ocho meses de baja, poder reincorporarme a mi trabajo,eso si con condiciones o restrigciones, yo trabajo en banca en una Caja, ello representa que en Barcelona tengan varias oficinas, y tube la suerte de que cerca de mi casa hay una oficina, que esta a una parada de metro y entre veinte o treinta minutos andando, a mi paso claro, y es la oficina en toda Barcelona que hay más empleados, asi si no podia ir o tenia que coger bajas no pasaba nada, sigo pensando que he tenido mucha suerte, ya que por mi edad 46 años y situación economica no podia dejar de trabajar.
ResponderEliminarUn beso
Anna - Barcelona