Querer a quien tiene fibromialgia, en muchos casos es un acto supremo de amor, se encadena a toda la familia a un sufrimiento continuo...y más cuando se es joven y se sabe lo que te va esperar de por vida...renunciar a lo que se renuncia el compañero de vida.
Un relato de un compañero de camino de una enferma de fibromialgia lleno de amor, ternura y solidaridad. Amor al prójimo con sus carencias...porque no hay nadie perfecto.
Un relato de un compañero de camino de una enferma de fibromialgia lleno de amor, ternura y solidaridad. Amor al prójimo con sus carencias...porque no hay nadie perfecto.
Por Miguel Angel Villanueva Carreño
Anoche, 17 de diciembre de 2014, al fin el cielo de Valencia nos acogió a ambos. Hace dos años que estamos aquí y es la primera vez que caminamos las calles de la ciudad por largo rato sin la prisa de que sus dolores constantes rompan la magia del momento, sin apresurarnos a llamar a un taxi para regresar a casa lo antes posible y que ella pueda tomar su medicación e intentar dormir.
Anoche todo eso parecía ser parte del pasado.
Cierto es que su cuerpo no se libra totalmente de ese dolor constante, pero a veces nos da una tregua y podemos, pasear, reír, charlar largo y tendido, bromear, soñar.
Al fin anoche desapareció esa incertidumbre, de sospechar que estoy caminando en sueños por Valencia, que en realidad no estoy aquí.
Anoche no, anoche andábamos juntos, de la mano, y si me distraía demasiado contemplando la belleza de ésta ciudad, inmediatamente buscaba a mi chica con la mirada para asegurarme que estaba realmente a mi lado.
Las sensaciones y vivencias de la noche de ayer encajan perfectamente en la definición de magia, y contribuía convenientemente con esa magia estar en vísperas de las fiestas navideñas.
Edificios públicos, y palmeras iluminados, gigantesco y luminoso árbol navideño en la plaza del ayuntamiento con un lindo Belén, pista de hielo lista para la diversión, frío y el embriagador calor de nuestros cuerpos caminando al unísono de un abrazo.
Broche fantástico para una cena y un paseo ansiado y postergado desde hace mucho tiempo.
Estoy muy feliz por ella, rompimos la cadena de la cama de la habitación o el sofá del salón, ya nuestro mundo es una ciudad entera y no el piso en la primera planta puerta dos. Dice el dicho que el que espera desespera, pero mucho sufre el que pierde la ilusión.
Anoche 17 de diciembre de 2014, al fin el cielo de Valencia nos acogió a los dos.
El antónimo de paz es guerra, pero también podría ser “fibromialgia”
Es tan precioso, tierno...l@s que tenemos personas como Miguel a nuestro lado somos afortunad@s nos dan tanto que nos hacen mas llevadera nuestra vida dándonos parte de la suya aunque solo se con darnos su mano para pasear o su cariño diario, Gracias por compartir esta hermosa vivencia!!!
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