Los fármacos opioides (como la morfina o el fentanilo) deben ser la última opción para tratar el dolor de espalda crónico, de acuerdo con una revisión publicada en 'Annals of Internal Medicine'.
"Los médicos deberían considerar todas las opciones disponibles para tratar el dolor de espalda crónico primero (como terapia física, antiinflamatorios como ibuprofeno...) antes de considerar el empleo de opiáceos a largo plazo (más de cuatro meses)", explica Bridget Martell, profesora de medicina en la Universidad de Yale (EEUU) y principal firmante del trabajo, a 'elmundo.es'. "Su beneficio no se ha probado adecuadamente", añade.
Pese a sus cuestionables efectos, el trabajo de Martell ha visto que los opioides se utilizan con bastante frecuencia, sobre todo en centros especializados. "Los médicos de Atención Primaria son menos tendentes a recetar opioides para la lumbalgia crónica (entre el 3% y 31% [de los pacientes con lumbalgia crónica]) que los médicos en un centro de especializado, como una unidad del dolor o de espalda (hasta el 66%)", aclara Martell.
Ineficaces
Esta especialista y su equipo han revisado 38 estudios al respecto. Sus conclusiones no son nada halagüeñas. Pese a que muchos estudios habían visto que los opioides conseguían reducir los niveles de dolor, estos fármacos no pasaron el examen del metaanálisis: sus efectos resultaron ser mínimos bajo este análisis riguroso.
"Un metaanálisis [un estudio minucioso de los ensayos realizados sobre un tema] es importante para comparar manzanas con manzanas. La mayoría de los estudios que revisamos comparaban manzanas con naranjas. Intentamos estandarizar las comparaciones entre los trabajos utilizando las diferencias entre los grupos, pues los estudios empleaban diferentes instrumentos para evaluar el dolor", apunta Martell.
"En resumen, comparados con los niveles de dolor que tenían los pacientes inicialmente, no podemos concluir que los opioides proporcionen eficacia", concluyen los autores. Tampoco mostraban eficacia significativa cuando se comparaban con pacientes que habían tomado una sustancia inactiva.
Asimismo, la revisión indicaba que entre el 4% y 25% de los usuarios de estos fármacos mostraba síntomas "que podrían ser interpretados como signos de abuso", si bien muy pocos estudios daban información sobre el tema.
"No estamos diciendo que toda la gente que emplee opioides se vuelva adicta. No existen evidencias de calidad que sostengan esa afirmación. Tampoco hay suficientes evidencias de calidad que avalen la eficacia de los opioides durante más de cuatro meses, pues ninguno de los ensayos que examinamos duraba más de cuatro meses. Por eso hace falta más investigación", concluye Martell.
Fuente; ElMundo.es
Pese a sus cuestionables efectos, el trabajo de Martell ha visto que los opioides se utilizan con bastante frecuencia, sobre todo en centros especializados. "Los médicos de Atención Primaria son menos tendentes a recetar opioides para la lumbalgia crónica (entre el 3% y 31% [de los pacientes con lumbalgia crónica]) que los médicos en un centro de especializado, como una unidad del dolor o de espalda (hasta el 66%)", aclara Martell.
Ineficaces
Esta especialista y su equipo han revisado 38 estudios al respecto. Sus conclusiones no son nada halagüeñas. Pese a que muchos estudios habían visto que los opioides conseguían reducir los niveles de dolor, estos fármacos no pasaron el examen del metaanálisis: sus efectos resultaron ser mínimos bajo este análisis riguroso.
"Un metaanálisis [un estudio minucioso de los ensayos realizados sobre un tema] es importante para comparar manzanas con manzanas. La mayoría de los estudios que revisamos comparaban manzanas con naranjas. Intentamos estandarizar las comparaciones entre los trabajos utilizando las diferencias entre los grupos, pues los estudios empleaban diferentes instrumentos para evaluar el dolor", apunta Martell.
"En resumen, comparados con los niveles de dolor que tenían los pacientes inicialmente, no podemos concluir que los opioides proporcionen eficacia", concluyen los autores. Tampoco mostraban eficacia significativa cuando se comparaban con pacientes que habían tomado una sustancia inactiva.
Asimismo, la revisión indicaba que entre el 4% y 25% de los usuarios de estos fármacos mostraba síntomas "que podrían ser interpretados como signos de abuso", si bien muy pocos estudios daban información sobre el tema.
"No estamos diciendo que toda la gente que emplee opioides se vuelva adicta. No existen evidencias de calidad que sostengan esa afirmación. Tampoco hay suficientes evidencias de calidad que avalen la eficacia de los opioides durante más de cuatro meses, pues ninguno de los ensayos que examinamos duraba más de cuatro meses. Por eso hace falta más investigación", concluye Martell.
Fuente; ElMundo.es
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