Cuando tu grado de fibromialgia es severo, y sin necesidad de serlo existen más días grises que soleados aunque nuestra fortaleza disipe los nubarrones del horizonte. Cuando tienes un dia mediocre (no me gusta la palabra malo/a bajo ningún concepto) te levantas y haces el esfuerzo increible de seguir y de no parar, nunca parar...convives con el miedo de que si paras ya no podrás levantar. A pesar del esfuerzo increible que haces, lo que no puedes conseguir es quitarte de tu cara el dolor y aunque pasen veinte años siempre la misma pregunta...siempre preguntas....preguntas que no quieres contestar por que quieres seguir...no quieres darle tregua a la enfermedad, a la autocompasión y ya ni a las explicaciones. Por que tu entorno se sienta culpable por no estar a la altura, por no colaborar...por no aliviar la carga diaria de trabajo nacen esa preguntas...preguntas que podrían ser el principio de grandes conflictos y que prefieres obviar por que ya a estas alturas sabes y
¿Hablamos de fibromialgia?